Bolivia, 17 de octubre de 2024: El tercer día del Bloqueo Nacional de Caminos Indefinido ha sido testigo de un fortalecimiento y expansión sin precedentes de los puntos de bloqueo, mientras la indignación popular se extiende como un reguero de pólvora. Ya son siete puntos estratégicos los que se encuentran bloqueados en todo el país, paralizando el tránsito y la economía. Entre los puntos más fuertes de resistencia se encuentran Pongo – Confital, Bombeo – Parotani, Paracti, Rodeo – Cruce Vacas y San Germán (Yapacaní), todos ellos ahora convertidos en bastiones de lucha contra un gobierno que el pueblo considera traidor y represor.
El Gobierno subestima la fuerza del pueblo mientras este se organiza y toma las carreteras con una convicción cada vez más férrea. A la ya crítica situación económica, marcada por la falta de circulante, combustible y una inflación que golpea a los hogares bolivianos, se suma ahora la indignación por la posible suspensión de las elecciones judiciales, un movimiento que la población percibe como un intento del gobierno de mantener su control sobre el sistema de justicia.
La respuesta popular no se ha hecho esperar: resoluciones de ampliados en distintas provincias y sectores se multiplican, anunciando su intención de sumarse a la medida de presión. El mensaje es claro: ¡la lucha no se detendrá hasta que se escuchen las demandas del pueblo! Las carreteras bloqueadas por campesinos e indígenas ahora ven la llegada de organizaciones urbanas, unificando las voces de protesta desde el campo hasta las ciudades.
El conflicto se intensifica, la movilización se extiende a las ciudades y la presión sobre el gobierno aumenta a cada hora. La Universidad Autónoma Gabriel René Moreno ha anunciado su movilización en la ciudad de Santa Cruz debido a la falta de presupuesto, sumándose al coro de voces que exige justicia y transparencia. Mientras tanto, las organizaciones sociales de El Alto, bastión histórico de la resistencia popular, han declarado estado de emergencia, preparándose para unirse a las protestas.
La situación se torna explosiva y el gobierno, en su afán de deslegitimar la lucha popular a través de su aparato mediático, solo consigue avivar la llama de la resistencia. Las tácticas de represión no han logrado frenar el impulso de un pueblo que, inspirado en la frase «¡Volveremos y seremos millones!», se niega a retroceder.
Cada día de bloqueo significa millones en pérdidas para la economía del país, pero el pueblo boliviano está decidido a pagar ese precio para defender sus derechos y su dignidad. La paciencia se ha agotado y el grito de lucha se escucha desde las carreteras hasta los barrios de las ciudades. ¡El pueblo ha despertado, y no descansará hasta recuperar la justicia y la democracia!
¡La fuerza del pueblo no se doblega! ¡La lucha continúa en las calles y en las carreteras!
