Este lunes, las calles de Sucre y Potosí arden de indignación. El sector transportista, desesperado por la falta de combustible y cansado de la inacción de sus dirigentes, ha decidido tomar la justicia en sus manos y ha rebasado a sus líderes. Las calles y carreteras de ambos departamentos están bloqueadas, mientras las voces del pueblo claman por soluciones urgentes ante un gobierno que parece sordo al sufrimiento de su gente.
El descontento no se limita solo al transporte. Marchas y gritos de protesta se hacen escuchar en las ciudades, con ciudadanos que responsabilizan al presidente Luis Arce Catacora por la crisis que azota al país. En su discurso de este domingo por las efemérides de Potosí, el presidente decepcionó a la población, sin anunciar ni una sola obra de envergadura para el departamento que ha sido pilar de la economía minera de Bolivia durante siglos. Para muchos, esta falta de acción y compromiso es una clara muestra del abandono y la indiferencia hacia el pueblo potosino y, por extensión, hacia toda Bolivia.
Las protestas no son solo por la crisis económica que golpea al país, sino también por la falta de soluciones concretas. En lugar de atender las demandas populares, Arce parece empeñado en repetir promesas vacías, lo que ha encendido aún más la indignación en sectores urbanos, donde los gritos de «¡Arce cabrón, el pueblo está emputado!» ya resuenan en las calles, reflejando el hartazgo de un pueblo que exige respeto y dignidad.
El país se encuentra al borde de un estallido social sin precedentes. Con sectores enteros de la población —desde campesinos e indígenas hasta trabajadores urbanos y transportistas— tomando las calles, Bolivia pide a gritos que se escuchen sus demandas. Mientras la falta de combustible, la inflación y la falta de obras afectan la vida cotidiana, la paciencia de la gente se agota.
El tiempo se agota para el gobierno de Arce, que enfrenta una creciente resistencia de su propia base de apoyo. El pueblo de Bolivia exige un cambio, y la historia demuestra que el clamor de la gente no se silenciará con promesas vacías ni represión.
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