Brutal represión en Parotani desata indignación popular
Bolivia se encuentra al borde de un estallido social sin precedentes. La madrugada de este lunes 14 de octubre, en un acto de represión desmedida, las fuerzas del orden, bajo el mandato del gobierno de Luis Arce, atacaron brutalmente una vigilia pacífica en la localidad de Parotani, Cochabamba. Los manifestantes, que se encontraban bloqueando de manera pacífica en apoyo al movimiento liderado por el Pacto de Unidad, fueron dispersados con una violenta gasificación, dejando a decenas de personas, incluidas mujeres, niños y ancianos, afectados por los gases lacrimógenos.
Esta respuesta autoritaria solo ha profundizado la crisis, generando un nivel de indignación que amenaza con volcar a más sectores de la población a las calles. Lo que comenzó como un bloqueo en defensa de los derechos de los sectores más vulnerables y en protesta por la crisis económica, la falta de alimentos y combustible, y la persecución política, se ha convertido en una lucha abierta contra la tiranía y represión estatal.
Dirigentes de las organizaciones sociales han calificado la acción del gobierno como un ataque cobarde y desmedido, afirmando que esta represión no hará más que encender la llama de la resistencia popular. «Nos atacaron sin piedad mientras estábamos en vigilia pacífica. Este gobierno ha cruzado una línea que no puede ser ignorada. Por cada gas y bala que nos lancen, la respuesta del pueblo será más contundente», señaló un líder del movimiento en declaraciones a Radio Kausachun Coca.
La población, que ya enfrentaba una situación insostenible por la escasez de productos y la falta de circulante, ahora ve en la represión violenta un motivo más para salir a las calles. La paciencia de los sectores sociales se ha agotado, y con la imagen de la policía reprimiendo a manifestantes pacíficos, Bolivia podría enfrentarse a un escenario de mayor escalada.
El gobierno de Luis Arce, que en los últimos meses ha estado bajo el escrutinio de su propio partido y de la comunidad internacional, enfrenta el desafío más grave desde su mandato. Las acciones represivas en Parotani son una muestra de la desconexión entre el gobierno y el pueblo, y según los manifestantes, marcarán el inicio de una movilización masiva en todo el territorio.
El llamado es claro: “El pueblo no se detendrá hasta lograr justicia”. La Bolivia de hoy se levanta, y las consecuencias de esta represión podrían ser devastadoras si el gobierno no actúa con sensatez y ofrece una solución inmediata al descontento generalizado.