La Base 4.0

Huarachi amenaza la democracia con la toma de la Asamblea Legislativa Plurinacional

Huarachi amenaza la democracia con la toma de la Asamblea Legislativa Plurinacional

El secretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB), Juan Carlos Huarachi, ha vuelto a mostrar su verdadero rostro como un dirigente prorrogado y cuestionado por su cercanía con el actual gobierno de Luis Arce Catacora. En un acto que pone en riesgo la democracia boliviana, Huarachi amenazó con la toma física de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) y su eventual cierre, acciones que revelan su disposición a recurrir a medidas autoritarias para mantenerse en el poder y proteger sus intereses.

Este martes, Huarachi convocó a una marcha de la COB que, según sus palabras, culminará con la toma de la ALP. «La marcha va a terminar con la toma física de la Asamblea Legislativa. Y si no quieren legislador, carajo, que asuman sus suplentes. Así nomás es, y si los suplentes no quieren, carajo, vamos a plantear cierre del parlamento», declaró el dirigente exaltado. Sus palabras no solo representan una amenaza directa contra la estabilidad del país, sino que también constituyen un ataque contra la Democracia boliviana, el espacio donde se debate y se construye el futuro del país.

Un Dirigente con Antecedentes Oscuros

Huarachi, que continúa al frente de la COB sin haber convocado a elecciones internas en tiempo y forma, ha sido ampliamente cuestionado por su papel en el golpe de Estado de 2019, cuando la COB se alineó con las fuerzas que buscaron desestabilizar al gobierno democrático de Evo Morales. A pesar de su retórica en defensa de los derechos de los trabajadores, Huarachi ha demostrado estar dispuesto a pactar con cualquier fuerza que garantice su continuidad en el poder.

Recientemente, ha sido señalado por haber recibido dinero del exministro Arturo Murillo en 2019 para pacificar el país en medio de los conflictos post-electorales, así como de haber aceptado sobornos del Ministerio de Medio Ambiente durante el gobierno de Arce. Este último señalamiento ha sido utilizado como prueba de la relación corrupta entre Huarachi y el gobierno actual, que lo ha protegido de enfrentar cualquier consecuencia por estos actos de corrupción.

La Amenaza de la Violencia como Herramienta Política

Las declaraciones de Huarachi sobre la toma de la ALP son una clara señal de que el dirigente de la COB no tiene reparos en utilizar la violencia y la coacción como herramientas políticas. Esta postura ha generado críticas que acusan a Huarachi de conspirar con el gobierno para ejecutar un “autogolpe”, sino también de otros sectores de la sociedad que ven en estas amenazas una afrenta directa a los principios democráticos del país.

Ayer, Humberto Claros, ha denunciado que Huarachi y su comité ejecutivo están organizando reuniones secretas para planear acciones que podrían incluir cercos a la Plaza Murillo y autoatentados con el fin de justificar la represión. Esta narrativa refuerza la percepción de que Huarachi está dispuesto a llevar a cabo cualquier medida extrema para consolidar su posición de poder dentro del aparato sindical y en alianza con el gobierno actual.

Una COB Deslegitimada y un Gobierno Corrupto.

Las acciones de Huarachi reflejan la crisis de legitimidad que enfrenta la COB bajo su liderazgo. Un sector cada vez más amplio de la sociedad boliviana considera que la organización ha perdido su misión histórica de defender los derechos de los trabajadores y ha caído en manos de un grupo que no representa más que los intereses corruptos de la élite gobernante. La COB, que alguna vez fue la voz del pueblo, se ha convertido en un brazo de apoyo del gobierno de Arce, que se encuentra igualmente cuestionado por su ineficiencia y corrupción.

La amenaza de cerrar la Asamblea Legislativa, el órgano más importante de la democracia boliviana, es un reflejo de la desesperación de un dirigente que ya no tiene respaldo genuino y que busca mantenerse en el poder a cualquier costo. Es momento de que la sociedad boliviana y las organizaciones sociales se levanten contra estas prácticas antidemocráticas y demanden la renovación de la COB con dirigentes que verdaderamente representen los intereses de los trabajadores y el respeto por la democracia.

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